24
Mié, Sep

La supererupción del Toba y la sorprendente resiliencia humana

Tecnologia
Hace 74.000 años, la erupción del supervolcán Toba en Sumatra provocó un invierno volcánico global, reduciendo drásticamente la población humana a unas 10.000 parejas fértiles. Este evento catastrófico, aunque debatido, nos ofrece valiosas lecciones sobre la capacidad de adaptación del Homo Sapiens. Investigaciones arqueológicas revelan cómo la flexibilidad conductual fue clave para la supervivencia.

Hace 74.000 años, un volcán en un remoto lago al norte de Sumatra entró en erupción, expulsando 2.800 kilómetros cúbicos de ceniza a la estratosfera y creando un cráter inmenso. Según el arqueólogo Jayde N. Hiniak, este evento, conocido como la erupción del Toba, provocó un invierno volcánico global.

Se cree que esta erupción, una de las mayores conocidas, redujo la población humana a aproximadamente 10.000 parejas fértiles, representando el momento más crítico en la historia del Homo Sapiens. Si bien la teoría es debatida, la magnitud de la catástrofe es innegable.

A pesar de la controversia sobre el impacto climático real, la evidencia arqueológica muestra una historia de resistencia. En regiones como Sudáfrica y Etiopía, los cambios climáticos impulsaron innovaciones tecnológicas, como el desarrollo de arcos y flechas. En otras áreas, como Indonesia, India y China, la población experimentó cambios significativos que les permitieron sobrevivir.

El estudio de yacimientos arqueológicos antes y después de la deposición de ceniza volcánica proporciona información crucial sobre los cambios sociotecnológicos en las sociedades afectadas. La presencia de restos geológicos del Toba en diversas partes del mundo facilita este análisis.

La flexibilidad conductual emerge como un factor clave para la supervivencia humana. Independientemente del alcance exacto de la reducción poblacional causada por el Toba, la evidencia sugiere que la adaptabilidad fue fundamental para la perseverancia de las comunidades humanas.

La imagen principal es de Tetiana Grypachevska.