Desde las décadas de 1980 a 2000, la vida nocturna de Santo Domingo era legendaria, con clubes que ofrecían espectáculos de bailarinas exóticas. La ley 308-16, que limita la venta de alcohol, cambió drásticamente este panorama, dejando atrás una época dorada de locales emblemáticos. Este artículo explora algunos de los clubes más memorables que marcaron una época en la capital dominicana.
En las décadas de 1980, 1990 y principios de la década de 2000, la noche en Santo Domingo se extendía hasta bien entrada la madrugada, con establecimientos que ofrecían espectáculos de bailarinas exóticas como principal atractivo.
Sin embargo, la implementación de la ley 308-16, que restringe la venta de bebidas alcohólicas en locales nocturnos a partir de las 12 de la noche de domingo a jueves, y a las 2:00 de la madrugada los viernes y sábados, marcó el fin de una parte significativa de esa vida nocturna.
Diversos espacios de entretenimiento nocturno dejaron una huella imborrable en varias generaciones y se convirtieron en parte de la cultura popular dominicana, recordados hoy como vestigios de un pasado vibrante.
Entre estos clubes nocturnos se encontraban "El Bonsuá", ubicado frente al parque Braulio Álvarez; "Lapsus", en la avenida Independencia; "Le Petit Chateau", en la autopista 30 de Mayo; "Cambumbo", bar de Tony Echavarría, en la calle Paraguay; "Félix Cachet" y el "VIP", ambos en la calle Félix Evaristo Mejía; el "Doll House", en la avenida George Washington; y el Jazzy´s Elite Club, en la avenida España, entre muchos otros.
Estos locales ofrecían, principalmente a la clientela masculina, una experiencia que, como describe la canción de Gustavo Cerati, se asemejaba a "un paseo inmoral", tras una noche de copas en otros bares.
Esto alimentaba el deseo de los hombres, quienes podían apreciar la anatomía femenina completamente desnuda, e incluso, en algunos casos, llegar a intimar con las bailarinas compartiendo bebidas y compañía en las mesas.
Si se llegaba a un acuerdo económico, que incluía "pagar la salida" de la bailarina, la interacción podía continuar en un espacio más privado.
La música de fondo en estos lugares solía ser bachata, baladas románticas de artistas como Sophy, Yolandita Monge, Lolita Flores o Isabel Pantoja, que acompañaban los sensuales movimientos de las bailarinas mientras se desvestían.
La realidad de la mayoría de las mujeres que trabajaban en estos lugares era similar: mujeres afectadas por una realidad social que las empujaba a la parte más difícil y violenta de la noche, a menudo madres solteras que tenían que mantener a sus hijos.
Otros establecimientos que movían la noche de la ciudad, con un toque de mayor sofisticación, eran "Lapsus", cuyo edificio fue demolido hace años, y "Le Petit Chateau", cuyo personal femenino era anunciado con fotos a página completa en el Listín Diario para promocionar sus fiestas de fin de año.
Estos dos últimos locales se manejaban de manera más tradicional, como revistas musicales.
En la segunda mitad de la década de 1990 surgió el "Doll House". Previamente, existió otro local similar llamado "Golden Legs", en la avenida Independencia, en el mismo lugar donde luego estuvo la discoteca Remington.
El "Doll House" se diferenciaba por contratar bailarinas extranjeras, principalmente canadienses, aunque con el tiempo amplió el abanico de nacionalidades. En 2016 fue clausurado y sus propietarios acusados de pertenecer a una presunta red de trata de personas con ramificaciones internacionales.
Otro club que competía con el "Doll House" a principios de la década de 2000 era el Jazzy´s Elite Club, en un edificio con un diseño que recordaba al Kremlin de Moscú. Al igual que su competidor, contaba con numerosas bailarinas, en este caso dominicanas. Lamentablemente, un incendio en noviembre de 2006, cobró la vida de nueve empleados, seis mujeres y tres hombres, obligando al cierre del negocio.
Anteriormente, el Night Club Herminia, o Night Club Borinquen, fue uno de los locales más populares y legendarios, no solo por sus tres décadas de funcionamiento (desde mediados de los años 60), sino también por las numerosas historias que lo rodean, convirtiéndolo en un mito capitalino.
Se rumorea que estaba protegido por militares de alto rango del gobierno de Joaquín Balaguer, o por el aura de misterio que rodeaba a Florentina Herminia Tejera Domínguez, su propietaria, a quien la prensa de la época describía como protegida por la policía o enriquecida con la prostitución. Herminia falleció en el año 2000 a los 84 años.
El famoso cabaret de Tony Echavarría, conocido como "Cambumbo", fue otro de los clubes nocturnos más famosos de Santo Domingo.
Inicialmente ubicado en la calle Paraguay esquina Rafael J. Castillo, luego se trasladó a la misma calle Paraguay, esquina Juan José Duarte, siempre en el ensanche La Fe.
Este establecimiento, con un letrero que decía "Aquí se goza pidiendo y pagando", era popular por las frecuentes visitas de cantantes dominicanos y extranjeros, boleristas y merengueros, quienes solían pasar por allí después de sus presentaciones. Los artistas internacionales que venían a dar conciertos tampoco perdían la oportunidad de visitar este Night Club, donde además de la oferta femenina, se disfrutaba de las actuaciones de Cambumbo, un personaje pintoresco de la ciudad en los años 70 y 80. Echavarría murió en 1993.
Estos son solo algunos de los lugares que marcaron las noches de Santo Domingo. Si bien existieron muchos más, y algunos aún continúan ofreciendo este tipo de entretenimiento, ninguno alcanzó la magnitud y el éxito de los que florecieron en esos años.
Por Pachico Tejada