Un nuevo estudio ha analizado la evolución de las temperaturas en los Pirineos durante los últimos 16.500 años, utilizando una innovadora técnica de análisis de estalagmitas. Los resultados revelan variaciones significativas de temperatura, ofreciendo datos cruciales para comprender el impacto del cambio climático en la región. Este enfoque, a diferencia de los métodos tradicionales, se centra en el análisis de formaciones geológicas para obtener información precisa sobre la variabilidad climática.
En ocasiones se ha discutido la amenaza del cambio climático para los Pirineos, su ecosistema y la industria del esquí. Las zonas montañosas son vulnerables a los cambios climáticos, pero para comprenderlos a fondo, hay que mirar más allá de la nieve y el calor, hacia las formaciones rocosas.
Un estudio reciente ha investigado la evolución de las temperaturas en los Pirineos durante los últimos 16.500 años, permitiendo establecer una correlación entre la evolución térmica de la región y la del resto del mundo.
El estudio destaca un cambio abrupto en la temperatura hace aproximadamente 14.600 años: un incremento de alrededor de 6.7° Celsius (con un margen de error de 2.8°). Este aumento coincide con un cambio climático en el hemisferio norte, contrastando con una disminución de más de seis grados aproximadamente dos milenios después, durante el evento Younger Dryas, hacia el final de la última glaciación.
El estudio utilizó una nueva técnica para extraer datos climáticos del agua atrapada en estalagmitas de cuevas en Ostolo y Mendukilo, Navarra. Este análisis permite no solo identificar los cambios cualitativos de temperatura, sino también cuantificarlos con alta precisión cronológica.
Los resultados del estudio, publicados en la revista Climate of the Past, demuestran la respuesta rápida y sincronizada del entorno a los cambios climáticos globales, incluso en escalas de tiempo relativamente cortas. Esta información es crucial para predecir con mayor precisión los impactos locales de futuros cambios climáticos en una zona ya vulnerable.
Según Ana Moreno, coautora del estudio, comprender cómo reaccionó el clima en el pasado ayuda a predecir mejor el futuro ante perturbaciones similares. La solidez de los modelos climáticos depende de datos históricos para comprender la respuesta del clima a fenómenos como la interrupción de la circulación termohalina o aumentos previos de CO2.